Abril En Bluefields
Sasha Lexei Castillo Ordóñez. Mujer, creole, feminista, bisexual, madre y activista. Licenciada en sociología rural y con maestría en Educación Intercultural Multilingüe, integrante del Movimiento Costeño Autoconvocado en la ciudad de Bluefields.
Abril 2018 encontró a Bluefields, antaño residencia del rey de la Moskitia, declarada ciudad en 1903 (hace 117 años) y ahora sede administrativa de la RACCS[1], en sus faenas diarias como ciudad porteña, comercial, caribeña, multiétnica. Un caluroso, húmedo y vibrante abril, con el caos diario en las calles del barrio Central, las aceras llenas de baldes con pescado, carne de tortuga, ostiones, las canastas con los bastimentos y verduras, mujeres y hombres que desde el comercio informal buscan el sustento diario de las familias. Las voces se van mezclando: How much fish you want boss man? ¿Que va a llevar amor? Dia pliki masa? ¿A cuánto la libra de queso? Life getting tougher and tougher hermana. Mientras el río de gente viene y va, los taxis pitan, los chavalos pasan con prisa hacia el colegio, alguna radio se escucha a lo lejos con las noticias que anuncian el nuevo desatino del gobierno de turno.
En abril vivimos, a través de los Facebook de amistades y desconocidos, la violenta agresión contra personas que osaban demandar respeto por el derecho humano a la seguridad social, cuyos principios rectores son cooperación, solidaridad y justicia social. La semilla de la indignación y hartazgo ante tantos atropellos había florecido, y en Bluefields también nos organizamos para expresar nuestro repudio y demanda de respeto a los derechos humanos, dignidad y soberanía del pueblo. El movimiento autoconvocado se puso en marcha, desde las redes sociales, grupos de WhatsApp, redes de apoyo y de boca en boca se llamó a la población a la primera marcha el 19 de abril 2018 y así siguieron muchísimas más, mientras la represión aumentaba y veíamos con horror los asesinatos crueles de hermanos y hermanas nicaragüenses.
Desde la Costa Caribe vivimos la rebelión de abril desde la solidaridad. Una compañera lo expresa así, “abril es dolor, tristeza, impotencia, injusticia, aquellas imágenes que no se me borran de la cabeza, por ejemplo, el asesinato de Ángel, la quema de los niños en el Carlos Marx, el maltrato de presas y presos políticos . Impotencia de saber que vos estás bien en casa, pero que unos hermanos y hermanas nicaragüenses están en las cárceles. Por solidaridad salimos a las calles”[2]. Como mujeres que nos autonombramos feministas multiétnicas también participamos desde el deseo de ser parte del movimiento amplio, de contribuir a la lucha del pueblo por cambios profundos a la forma de participar, gobernar, hacer política, convivir y vivir. “No fue un abrir y cerrar de los ojos, porque siempre hemos estado contra el sistema en las calles”.[3]
Abril también lo vivimos desde una mirada histórica y cultural como pueblo Miskitu, Mayagna, Rama, Creole, Garífuna o Mestizo Costeño. Me atrevo a decir que es una mirada desde el duelo y trauma no resuelto que se remonta a la anexión forzada, por medio de una ocupación militar, del territorio de la Moskitia[4] a la República de Nicaragua en 1894[5]. Quizás el trauma transgeneracional va más allá, pero me detengo ahora en ese momento en que las vidas de nuestros ancestros y ancestras fueron transgredidas y alteradas. Algunos dirán, eso es cuento viejo, pero no es pasado si no lo has procesado y sanado. Sin ser conscientes de ello, somos herederas y herederos de esa carga ancestral[6]. Para mi querida Martha Cabrera, Nicaragua es un país huérfano, por todas las personas que hemos crecido con la ausencia y abandono de uno o ambos padres. Creo que la Costa también es un huérfano, arrebatado de manera simbólica de su madre (Madre Tierra, Territorio) y de su padre (Gobierno de la Moskitia y las alianzas internacionales, incluso la “protección” de una figura paterna llamada Gran Bretaña aun cuando esa relación no era de iguales). Sin romantizar las condiciones sociales, culturales y económicas de los pueblos durante los periodos del Reino, Protectorado y Reserva de la Moskitia, sin duda la incorporación a Nicaragua fue resentida, rechazada, vivida y transmitida a las generaciones como un acto violento, invasivo y anulador de las identidades y vidas de los pueblos.
La anexión no es pasado y se sigue viviendo desde un sentimiento de injusticia y abuso por parte de “Nicaragua”, y en la cual hay una deuda para con los habitantes de la Costa. Nunca hubo un proceso y compromiso real de que la Costa se sintiera y formase parte integral de Nicaragua, con todos los derechos y libertades ciudadanas, sin perder nuestras identidades (lo que sí hubo fue la intención de una homogenización cultural forzada). Los gobiernos liberales y conservadores que gobernaron desde la incorporación, concentraron su atención en las regiones del Pacífico y Centro del país, y la Costa fue vista y tratada como una zona productora de materia prima para la exportación de madera, oro y pesca. La presencia del Estado fue precaria y en la mayoría del territorio inexistente. Pasamos a vivir como refugiados en nuestra propia casa, el Derecho a Pertenencia se nos fue arrebatado .
En palabras de un amigo, “aprendido que los conflictos nacionales no nos favorecen sin importar el tipo de gobierno o la tendencia que sea, además que hay problemas de subsistencia del día a día que no nos permiten involucrarnos. La marginación se ha vuelto cultural, entonces dejamos que el resto del país arreglen solo sus cosas”[7]. Pero vimos abril como “una luz para sumarnos y liberarnos de la cúpula de poder regional que tiene por el suelo la institucionalidad, parecido a lo que pasó en los 80”. Y así, nos sumamos a la rebelión de abril para ser parte del cambio general, pero nunca perdimos la perspectiva de esas heridas y sueños heredados. “Si nosotres los costeños no nos levantamos para posicionar nuestras demandas nadie lo hará[8]”.
Así, en el marco del diálogo nacional y la esperanza de construir “la nueva Nicaragua”, organizamos una asamblea ciudadana (con pobladores, integrantes de APIAN[9] y Movimiento Costeño Autoconvocado) el 01 de mayo 2018. Nos escuchamos y nombramos las demandas prioritarias, algunas de éstas son históricas, pero más vigentes que nunca:
- Respeto a territorios ancestrales. Cumplimiento pleno de la Ley 445 con urgencia en el proceso de saneamiento y ordenamiento territorial. Acciones concretas y firmes para impedir y/o sancionar la invasión de tierras comunales
- Fortalecer la autonomía regional con Consejos Regionales autónomos y descentralizados, respeto pleno a la legítima autoridad de gobiernos comunales y territoriales. No injerencia de partidos políticos en asuntos comunales y territoriales
- Planes de desarrollo desde la cosmovisión de los pueblos de la Costa, el Buen Vivir
- Derogación de Ley 840
- Cumplimiento de la ley 779, programas de sensibilización, concientización y prevención de la violencia de género
- Derecho al aborto terapéutico
- Políticas y programas contra la discriminación y racismo estructural
- Justicia y reparación para la población costeña asesinada por el gobierno de Nicaragua, no sólo en abril
- Protección a la Madre Tierra, administración sostenible de recursos naturales
Las mujeres multiétnicas fuimos y somos artífices de la rebelión de abril en Bluefields, el rostro, la voz y la espina dorsal del movimiento por el cambio. Esta rebelión pacífica, cívica, de digna rabia y amor también nos ha permitido posicionar nuestra agenda. Seguiremos trabajando, junto con nuestros hermanos, amigos, compañeros y desde todos los espacios, por la paz y libertad de los pueblos de la Costa Caribe y Nicaragua. Cuando llegue la libertad y el renacer queremos que sea de toda Nicaragua y no solo de los mismos de siempre.
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Notas
[1] Región Autónoma Costa Caribe Sur.
[2] D.G.
[3] J.E.
[4] Las Regiones Autónomas ocupan parte del territorio de la Moskitia, que abarcaba
[5] “El Gral. Cabezas tomó militarmente los edificios públicos, la cárcel, el cuartel, arrió la bandera de la Mosquitia e izó el pabellón nacional; emitió decreto destituyendo a todas las autoridades” en: https://www.enriquebolanos.org/articulo/reincorporacion_mosquitia
[6] “Quien recibe esa carga, sin saberlo, la experimenta como un vacío o una incapacidad de adaptarse y vivir en paz” en: https://lamenteesmaravillosa.com/el-trauma-ancestral-silenciado-transmision-transgeneracional/
[7] P.G.
[8] J.E.
[9] Asociación de Pueblos Indígenas y Afrodescendientes de Nicaragua