Hacer periodismo en Nicaragua es exponer la vida
Periodista Nicaragüense.
Sé que estoy del lado correcto y tenemos que asumir, el periodismo independiente, los costos que significa mantener la libertad de expresión. No me arrepiento de lo que he hecho, de lo que participé.
En 2018 trabajaba para Radio Darío, en León. Siempre me he descrito como un periodista comprometido con Nicaragua. Soy un periodista que viene de abajo y conozco las necesidades de nuestro pueblo.
En la radio dimos cobertura a toda la represión de la policía, parapolicías y fuerzas de choque del régimen de Daniel Ortega en contra de estudiantes y sectores autoconvocados que se sumaron a la rebelión cívica demandando la salida de Ortega del poder. Ahí llegaron estudiantes, médicos, periodistas, mujeres y muchas otras personas que sufrieron y todavía siguen sufriendo la represión del gobierno.
En abril de 2018 incendiaron la radio, le tiraron bombas molotov y gasolina, tenían la intención de desaparecernos, de matarnos, de que quedáramos carbonizados. Recuerdo las grandes llamas y que tuvimos que saltarnos techos para poder sobrevivir. Desde ese entonces tengo que tomar una pastilla para conciliar el sueño porque en la noche se me vienen imágenes del fuego. Se me forman imágenes de llamas, a veces sueño con incendios y tragedias. En ocasiones me despierto sobresaltado porque escucho ruidos de sirenas y el sonar de los paramilitares en moto.
Después del incendio todo cambió, la forma de hacer periodismo nos cambió, en el equipo pudimos reorganizarnos para seguir funcionando de forma semiclandestina, sin embargo la policía también nos llegaba a asediar, nos seguían paramilitares, hicieron campañas de desprestigio contra quienes trabajamos ahí, ahora hasta nos toca revisar las afueras de la radio para entrar o salir.
También he sido detenido, golpeado, ofendido y asediado, me han amenazado con mi mamá y mis hermanos, han llegado motos a asediar a mi casa, pero he resistido y seguiré resistiendo porque creo que todo lo que nos ha pasado es un aporte que hemos hecho como periodistas a la libertad, a la democracia y a la libre expresión. Las canciones conmemorativas me llenan de fuerzas. El hecho de saber que estamos informando, que a pesar de todo, ahí está la radio, que ahí estamos nosotros, eso me llena y me satisface.
Yo soy diabético e hipertenso, y a pesar de que he tenido recaídas fuertísimas me he reincorporado a la radio, por mi convicción de informar, por mi compromiso con esta lucha a través de la comunicación. El esfuerzo de las miles de personas exiliadas me inspira y me anima a seguir.
Estar marcado por el gobierno como “golpistas” o “tranqueros” también ha implicado perder amistades, hay gente que no quiere platicar con nosotros, hay gente que no quiere responder nuestra llamada, hay gente que tiene miedo de que nos saludemos en una esquina o que yo visite a su casa. Incluso hay personas o sectores a quienes entrevistamos que prefieren que no los mencionemos como fuentes, todo esto por temor a represalias por vincularse con la Radio.
Los negocios no quieren anunciarse en la radio porque la tienen calificada como la radio golpista, como la radio tranquera, la radio que está en contra del gobierno. Entonces se ha reducido en un 70% aproximadamente la publicidad local. El gobierno amenazaba a los anunciantes. Los delegados de instituciones han amenazado a los dueños de negocios para que nos quiten la publicidad. Inclusive, los mismos medios oficialistas han llamado a esa gente que no nos den publicidad.
Mis anhelos siguen siendo que algún día vivamos en paz, que vivamos en colectividad, que tengamos libertad, que se den elecciones libres y transparentes y que la voluntad del pueblo se respete. Esos son mis sueños.
Me molestan las divisiones dentro de la oposición porque siento que no están pensando en los presos políticos. No están pensando en la gente exiliada, no están pensando en la situación que vive el pueblo producto de la pandemia de coronavirus, no están pensando en la situación económica de los desempleados. Pero eso no significa que reniego lo que he hecho en todo este tiempo, más bien todo lo que he hecho me ha fortalecido.
Hacer periodismo en Nicaragua no es fácil, en dictadura no es fácil, es un peligro, es exponer la vida.
Para mí, la resistencia es estar ahí permanentemente, todos, de alguna u otra manera, haciendo cualquier cosa que vaya en la dirección de que se vaya este régimen, desde un afiche, desde un plantón, desde un piquete exprés, desde un plática con un amigo o una amiga y transmitirle ese deseo de seguir en la lucha, demandando la libertad de los presos políticos, demandado nuestras libertades, denunciando lo que pasa en la comunidad.
Para mí la resistencia es ese deseo de seguir constantemente viviendo.